sábado, 16 de febrero de 2013

Soy feliz?


Abro mi Facebook. Veo fotos, conversaciones, recuerdos y promesas. Agudizo el oído y escucho los pasos de mis padres en el piso de arriba. Me paro y camino al cuarto de al lado, están las cosas de mi hermano, a la espera.


Pienso... en estos últimos años.


¿La he tenido difícil? Puedo decir que sí, tal vez. Sé que mis aflicciones pueden ser mínimas en comparación a las que muchos de ustedes pueden estar atravesando, pero créanme que para mí la mayoría han sido yunques en la espalda. He llorado hasta sentir que algo se quebraba en mi interior, he sufrido hasta quedarme sin aire, me he deprimido hasta no saber responder más que monosílabos o dormirme a las 7 de la noche todos los días. He contaminado mi alma con odio y rencor, he envenenado mi corazón con resentimientos y he echado sal a mis heridas sin reparo alguno. Quizás... aún lo hago, en cierta manera...
¿Saben? Hay muchas cosas que nos pueden afligir en el día a día. Hay cosas que solo cuando ocurren nos parten en mil pedazos y quiebran nuestras rodillas y nos hacen caer. Hay recuerdos que regresan a atosigarnos hasta que nos arruinan la mente y la razón. Ahorita pienso en uno. Y, sinceramente, ya me cansé.

En serio, ya me cansé. Me he abrumado a mí misma con mil cosas y ya es hora de apartarme de ellas. ¿Para qué? El camino que me planteo en esta vida es el de ser feliz y hacer feliz a los demás. Todos merecemos la felicidad, sea lo que sea. Creo ahora que la felicidad viene en mil formas. Viene en las ventanitas parpadeantes de Facebook que me avisan que mis amigos me están hablando, viene en unos mensajitos de Whatsapp, viene en los besos de buenas noches de mi madre, viene en los ojitos brillantes de mi perro, viene en el cuaderno de notas que me regaló mi padre, viene en las palabras cariñosas de mi hermano, viene en los juegos de mi mejor amigo, viene en las risas de mi mejor amiga,  viene en las llamadas de mis mamamas, viene en los pasitos de baile de mi abuelo y viene en las anécdotas del otro, viene en las deliciosas comidas de mi empleada, viene en el sol que sale en estos días de verano y viene en las nubes de los días invernales, viene al despertarme y tener un hogar, ropa y comida, viene en los muffins de algarrobina que mi papá compra, viene en los mensajitos de texto de mi mamá, viene en los regalos que tantos recuerdos lindos almacenan y viene en Dios. Viene en mi fe por Él. Viene en mi confianza de que todo saldrá bien porque fui y soy y seré fuerte, porque... tengo TANTA hermosura en mi vida, tengo tantos regalos preciados y soy tan... TAN afortunada... que SUFRIR por cualquier cosa es realmente una pérdida de felicidad. Es perder aquel tiempo que Dios me da para ser feliz. Tengo todo a mi mano para serlo. Y creo que a pesar de todo, lo soy. No lo creo, lo sé. Ya no me pienso retener. Estos problemas los voy a dejar atrás y me voy a recordar día a día lo feliz que puedo ser con todo lo que me rodea, que Dios me regala, y que sufriendo lo dejo de aprovechar.

Es en ese momento que sola respondí mi pregunta , soy feliz? , sí, sí lo soy y siempre lo fui.

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